Un tramo de carretera general y varios kilómetros de pista semiasfaltada después llegamos a la Laguna de Querococha, a 3960m. Es muy curiosa, al fondo se ve el nevado Pucaraju y en la ladera izquierda de la laguna una falla natural que curiosamente tiene la forma del mapa de Perú.
Seguimos camino adelante y subimos un puerto de algo más de 4500m. de altitud, pasamos un túnel y bajamos unos 2000m. por la otra ladera de la cordillera hasta llegar a Chavín.
Comemos una Pachamanca, plato típico andino asado con piedras rusientes en el suelo envuelto en hojas. Hay carne, patatas, camote y una pasta de maíz y verduras. No está mal, para una vez muy bien, pero vale.
En comer vamos a ver el complejo arqueológico y nos encanta. La verdad es que estamos teniendo mucha suerte con los guías, el de hoy también lo explica todo superbien y de forma muy interesante y entretenida. Nos hacemos muchas fotos y visitamos varias galerías subterráneas de piedra...
Nos acordamos mucho de la Fina y la Paquita. La una no habría ido por esa carretera (o se habría tirado en marcha) y la otra no habría entrado en las galerías subterráneas ni atada...
Se acaba la visita y nos pegamos otras tres horas y media en un "horribús", que es un microbus con los huecos en los asientos también "micro", además, la Esther, en un momento de inspiración, decide que los asientos para tener las mejores vistas son los primeros, detrás del conductor, yasí lo habría sido si no hubiera tenido una mampara horripilante que nos obliga a tener las piernas rígidas a noventa grados todo el camino (la ida + la vuelta = 7 horas), aemás, encima de las cabezas, a unos diez centímetros, un televisor de 14" muy cuco que nos casca en la cabeza cada vez que entramos y salimos.
Llegamos a Huaraz, y por si 7 horas de autocar eran pocas, nos arreamos 9 más hasta Lima (eso sí, el autobús hasta Lima es coche-cama y podemos dormir a ratos.